sábado, 14 de marzo de 2009

SOBRE LOS FENOMENOS HISTORICOS EN LA POLÍTICA SOCIAL DE COLOMBIA

Por Raúl Vélez Tamayo, Politólogo
“El fenómeno del frente nacional y la participación colectiva”
En un país democrático, participativo, activo en los fundamentos políticos y sociales de una nación. Estos fenómenos democráticos no son un destello de lucidez de los activistas sociales, ni mucho menos del monopolio del propio poder por parte de algunas familias, sino más bien, es ese proceso silogístico para concretar una amalgama de ideas políticas, que son evidentes y prácticas en una realidad patente y fehaciente.
Ahora bien, en Colombia y su trasegar histórico, social, económico, político, económico y religioso ha procurado construir un Estado bastante ecléctico, donde ceben cualquier forma de pensamientos, pero ese objetivo es el resultado de un gran complejo de desordenes propios de un Estado débil e inmaduro; se puede hacer todo un inventario de acontecimientos impactantes que pueden contribuir a formar una historia rica y unos acontecimientos inverosímiles que atraerían al estudio exhaustivo y profundo para poder dar unas conclusiones sobrias y determinantes para argumentar nuestra realidad actual.
Si hacemos un marco general de la democracia y sus alti-bajos, se debería recurrir a la analogía global, hacer una pequeña comparación de esa misma evolución política de los Estados postmodernos. El desarrollo del pensamiento global, que pasa por la ilustración y llegar hasta la basta y sublime intención liberal de la Inglaterra fanática y tradicionalista, complementada con la independencia de los Estados Unidos, y su aporte a la soberanía y al derecho político, y hasta a la filosofía política, con sus contribuciones a la libertades plenas y la protección a la felicidad, estipulados en enmiendas que forman un paradigma extraordinario para el surgimiento de un nuevo orden mundial en términos constitucionales, para poder concluir en la revolución francesa, que es el bastión ideológico que determina la separación del nuevo mundo de la dependencia europea. Pero eso por una parte, antes de llegar al modernismo industrial, se debe recordar todo ese trayecto democrático dado en la primera mitad del siglo XX en la Europa desangrada por la omnipotencia democrática, ese hastío que se le evidenció a un marco de Estado que fracasó, que pretendió proteger por medio de la libertad, ese estancamiento propio del Estado económicamente liberal, que contrajo consigo grandes perjuicios a la humanidad, la primera gran guerra que trajo consigo una crisis irremediable para el Europa central, y a eso se le agrega la caída de la bolsa en New York en 1929, que configuró el desdén hacía de democracia liberal, que luego a esa democracia fue utilizada como herramienta intangible para llegar al poder de las dictaduras, pasó en Alemania con la subida de Adolf Hitler, en Italia con Benito Mussolini, en España con Francisco Franco, que fueron impulsados desde la sociedad para gobernar y administrar el poder de estos pueblos; fenómenos como la guerra Bolchevique en Rusia, que fue el gran inspirador para el intento de desarrollo político y social en América Latina, que le pasó lo mismo que a Europa, pero desde diferente perspectiva; después de unos gobiernos dictatoriales que tuvieron su plataforma en la Escuela de las Américas, y que el norte de América jugó un papel importante para la manipulación del sur de América, utilizando a las dictaduras tras bambalinas, convirtiendo a los gobernantes en fantoches económicos y sociales, y después de ese mismo desengaño social surgieron grupos alzados en armas que intentaron llegar al poder de cualquier forma, sin medir las consecuencias legales que esto contraería para un futuro, donde los accionares bélicos son la sucesión de ese mismo desencanto, perdiendo el norte ideológico gracias a deformada política guerrerista.
En Colombia, país que se ha vanagloriado de ser el pueblo más democrático de América Latina, que presentó solo una dictadura cuándo estaba de “moda” las dictaduras en América Latina, que repercuto luego en un fenómeno que no tiene precedentes en otro lugar del mundo.
La historia política de Colombia es muy conflictiva, desde sus intentos de independencia ha caído en crisis de estabiliad, perdió su autoridad en lo que ahora los historiadores llaman “La patria Boba” una etapa donde Colombia entró en conflicto para organizar al Estado. Luego pasamos a la “independencia” plena de España, y volvemos al mismo circulo vicioso de choques entre vertientes ideológicas, aparecen los golgotas y los dragonianos, que son los primeros indicios del surgimiento de los partidos políticos, que fueron la base para las constantes guerras civiles que acontecieron al principio del Estado Colombiano, esa misma inmadurez intelectual, que solo recaía en algunos personajes que tomaban al conocimiento como un mausoleo y los sometían exclusivamente para una selección de ilustres personajes. Aparecieron los partidos políticos actuales en 1848 aparecen los liberales, bajo la influencia de Ezequiel Rojas, y en 1849 el partido Conservador bajo las doctrinas del Ingeniero Mariano Ospina Rodríguez. Pasó por Colombia grandes constituciones como la de 1863, que Víctor Hugo, un escritor Francés, le puso:”constitución para los Ángeles”, por su alto contenido social y por su grata influencia liberal-socialista hasta llegar a la constitución de 1886, impulsada por Rafael Núñez, un ideólogo liberal que después de haber llegado al poder, convirtió su ideología a los fundamentos conservadores. Desde este periodo hasta 1930 se consolidó un fenómeno que es llamado Hegemonía conservadora, donde se hizo una sucesiva función del poder por dirigentes conservadores, en este periodo pasaron fechas importantes y acontecimientos que sacudieron la vida nacional, pasó la primera guerra mundial, la guerra de los mil días con Perú por problemas limítrofes, y Colombia perdió el canal de Panamá por influencia de los Estados Unidos.
Después de 1930 apareció lo que es nombrado como República Liberal (la república invivible), donde los mandatarios de ideología liberal hicieron grandes reformas a la constitución, siendo la más importante la reforma constitucional de 1936, donde se intentó copiar el modelo productivo agrícola de México, una reforma agraria que pretendía darle las tierra al que las trabaja. Ese mismo sesgo ideológico, contribuyó a una guerra civil que fue paulatina y sangrienta, una guerra bipartidista, donde el único fundamento era la irracionalidad y el salvajismo por parte de los dos partidos predominantes en el sistema político colombiano. Una guerra que no se atenúo y le dio posibilidad al surgimiento de las actuales grupos armados subversivos que se encuentran en los montes colombianos.
Luego de la caída de la llamada república liberal, aparecen una serie de personajes que dividen el pensamiento político de Colombia, retoma el poder el partido conservador por parte de Mariano Ospina Pérez y en el liberalismo aparece con la frenética y exigente visión política liberal de Jorge Eliecer Gaitán, que es una etapa trascendente para la actividad política del país. Tras la muerte salvaje de Gaitán, y la firma del tratado de la OEA en la misma fecha, hace que este tiempo, más específicamente este día, tenga un peso simbólico para el país. La muerte de este caudillo liberal, agudizó la guerra bipartidista auspiciada por los grandes ideólogos de los dos partidos, pero es la guerrilla liberal la que decide quedarse en el monte. Cuándo termina el mandato de Ospina Pérez, lo sucede el Doctor Laureano Gómez, que debió ceder el puesto la mayor parte de su periodo presidencial a Roberto Urdaneta, al ultimo año, Laureano Gómez pretendió ejecutar una constituyente para cambiar la constitución de 1886, tomando como paladín de su proyecto al ex presidente y compañero partidista Ospina Pérez, ya habían choques entre estos dos grandes ideólogos del conservatismo, y también habían pequeños sesgos en el liberalismo. Dado esta posibilidad, se hizo un pacto entre los lideres de los partidos para derrocar al presiente Gómez, y tomaron como referente a un Ingeniero Militar conservador moderado, gran persona y sabio ilustre General Gustavo Rojas Pinilla, que fue presiente durante cuatro años, y fue derrocado –entramos a la temática principal- por un chisme, le habían comentado que estaban masacrando a los estudiantes y que eso fue la plataforma para desistir del poder.
Antes de este suceso, los partidos políticos tradicionales, habían visto las ventajas del Teniente General, y habían visto la posibilidad de quizá perder esa misma influjo que habían logrado al trasegar de un siglo. Se hizo un pacto secreto, donde el país se dividió políticamente, basándose en un supuesto de deliberación y de búsqueda de la democracia para no perpetuar las infamias de las dictaduras, esto no deja de ser un supuesto, pregonando la necesidad de una verdadera representación política en las altas instancias del poder del Estado, justificándola en su misma tradición política, y ese mismo funcionamiento de un sistema de partidos bipartidista, consagrados por la costumbre y la lectura que se le dio al Estado colombiano.
En ese sínico y descarado proyecto, ciertamente macabro, de dividir al pueblo como un latifundio, y de segregar la opinión personal del propio pueblo, sin importar su visión o sus intenciones con el pueblo, sabiendo que el periodo de Gustavo Rojas Pinilla fue un gran impulso para la modernización tecnológica del país, la expansión de los medios de comunicación, la organización de las fuentes de transporte, especialmente las terrestre, pero dándole importancia a la superación de la letárgica funcionalidad aeroportuaria de Colombia, fomentó un avance político importante para las mujeres, les dio personalidad política, y consagró el plebiscito de 1956
Cuándo estaba en pleno auge el frente nacional, por allá en las épocas donde gobernaba Misael Pastrana, Gustavo Rojas Pinilla se lanzó a la presidencia por medio de un grupo político llamado ANAPO. “Después de transcurrido un tiempo de esas elecciones, se decía que el presidente iba a ser, otra vez, el Teniente General, pero por razones técnicas falló la señal de los medios, y al momento iba ganando Misael pastrana” dice una señora de más de 60 años, con su voz melancólica, como tratando de recuperar ese tiempo para no dejar que le “robaran las elecciones a mi general”. Debido a esto, aparece un fenómeno importante de resaltar, uno de los efectos del frente nacional, se hizo un grupo alzado en armas, llamado M-19, que buscaba la reivindicación política de Colombia, y la recuperación de los intereses sociales que se habían perdido en ese cuadro histórico terrible y devastador del frente nacional.
A modo de conclusión, y remitiéndonos a lo que dice Estanislao Zuleta, referente a la culturalización del Colombiano, salir de esas fronteras mentales en las que estamos, construir un sentido critico a las situaciones que son de importancia para el colectivo, para la sociedad. Tener ese espíritu de independencia mental, donde podamos ser parte activa de las cosas políticas, interpretar y actuar para el fundamento social y la revolución intelectual, que tanta falta le hace al país.

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